lunes, 5 de junio de 2017

masacre de bojaya

La joven guerrillera clavó la culata del fusil en la arena húmeda de la orilla del río Atrato, que bordea la población antioqueña de Vigía del Fuerte, y lloró. Levantó el rostro al cielo y por sus mejillas bañadas en sudor y barro corrieron las lágrimas. Fue un llanto silencioso pero cuando vio a unos hombres, la mayoría heridos, algunos mutilados, que alcanzaban a rastras la playa y suplicaban que no los mataran porque ellos eran apenas pobladores, la joven combatiente se dejó caer de rodillas y exclamó: “¡Dios mío!, ¿qué hemos hecho?”


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El pueblo que sufre las consecuencias de la guerra



Dionisia Valencia, de 21 años, de piel color uva, de cuerpo macizo y de dientes impecablemente blancos, apenas la escuchó. “La miré pero qué me iban a dar ganas de consolarla, dijo. Lo único que yo quería era respirar”. El muchacho también acababa de atravesar los 2.800 metros de orilla a orilla que separan a Vigía del Fuerte de Bellavista, principal punto urbano del selvático municipio de Bojayá, departamento del Chocó.Cruzó el río vadeando en una canoa sobre el mediodía de ese jueves 2 de mayo. “Usamos las manos. Huíamos agachados para esquivar las balas. Algunas caían cerca como cuando se lanzan piedritas al agua”. Huía de Bellavista, donde horas atrás, a las 10:15 minutos de la mañana, un cilindro de gas cargado con dinamita lanzado por las Farc atravesó el cielo, rompió las tejas de Eternit de la capilla San Pablo Apóstol de Bellavista y cayó en el altar, junto a la imagen de Cristo.
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Igleisa donde se
desarrollo la masacre 


 La iglesia, de 117 metros cuadrados, donde en ese momento se refugiaban de las balas 300 personas de Bellavista y los sacerdotes Janeiro Jiménez Atencio, Antonio Mena y Antún Ramos Cuesta, explotó en mil pedazos. Los cristales volaron. Las tejas cayeron convertidas en afilados cuchillos y la madera de una de las 12 bancas salió disparada en astillas. La joven Luz Nelly Mosquera, de 19 años, recuerda que sintió un silencio profundo. “No sabía si yo también estaba muerta. No sentía nada”. En realidad estaba sorda por la explosión. Desde la puerta del templo, donde estaba, miró el camino construido en material, de dos metros de ancho por 90 de largo, y empezó a caminar con lentitud hacia el otro extremo, a la orilla del río Atrato. Creyó que nadie se había salvado. Su madre, sus amigos, los niños, todos. 



Video explicativo sobre la 
masacre de Bojaya



masacre de mapiripán


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La masacre

Convergen hacia Malparirán paramilitares provenientes del mismo Meta, del Casanare, Antioquia, Córdoba y de otras zonas del País, que Castaño denominó frente Guaviare de las AUC, igualmente se reúnen con mercenarios extranjeros. Se dispersan por todo el Municipio el 15 de julio, antes de arribar al poblado cometieron los primeros homicidios en la madrugada.
Durante 5 días con sus noches los habitantes estuvieron a la merced de los criminales, cinturones militares evitaban la salida, las casas eran allanadas, buscando papeles, libros o cualquier elemento que involucrara a sus moradores con la guerrilla, ya estableciendo quienes habitaban, con una “lista negra” previamente elaborada antes de la incursión, capturaban, torturaban, desmembraban, desvisceraban y degollaban a sus víctimas, muchos de los infortunados terminaron arrastrados por el caudaloso río Guaviare, así fueron eliminando las pruebas los victimarios

echos probados.
El 15 de julio de 1997 un centenar de miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) con la colaboración y aquiescencia de agentes del Estado, separaron a 27 personas identificadas en una lista como presuntos auxiliares, colaboradores o simpatizantes de las FARC y que estas personas fueron torturadas y descuartizadas por un miembro de las AUC conocido como “Mochacabezas”. Los paramilitares permanecieron en Mapiripán desde el 15 hasta el 20 de julio de 1997, lapso durante el cual impidieron la libre circulación a los habitantes de dicho municipio, y torturaron, desmembraron, desvisceraron y degollaron aproximadamente a 49 personas y arrojaron sus r0stos al río Guaviare, en el Municipio de Mapiripán, Departamento del Meta”. Además, una vez concluida la operación, las AUC destruyeron gran parte de la evidencia física, con el fin de obstruir la recolección de la prueba.

Fundamentos .
Responsabilidad del Estado
 .

Una vez establecida la vinculación de las Fuerzas Armadas con ese grupo de paramilitares al perpetrar la masacre cometida con base en el reconocimiento estatal de los hechos y en el conjunto de pruebas allegadas al expediente, la Corte ha llegado a la conclusión de que la responsabilidad internacional del Estado se ha generado por un conjunto de acciones y omisiones de agentes estatales y de particulares realizadas en forma coordinada, paralela o concatenada con el propósito de perpetrar la masacre. En primer lugar, dichos agentes colaboraron en forma directa e indirecta en los actos cometidos por los paramilitares y, en segundo lugar, incurrieron en omisiones en su deber de protección de las víctimas contra dichos actos y en su deber de investigar éstos efectivamente, todo lo cual ha desembocado en violaciones de derechos humanos consagrados en la Convención. La atribución de responsabilidad al Estado por dichos actos radica en el incumplimiento de sus obligaciones convencionales erga omnes de asegurar la efectividad de los derechos humanos en dichas relaciones inter-individuales.



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La masacre de El Tigre, Putumayo: 9 de enero de 1999

La estigmatizan como “pueblo guerrillero”, soportó este accionar violento, convirtiendo a sus pobladores en objetivos militares.
La noche del 9 de enero de 1999, aproximadamente 150 paramilitares del Bloque Sur Putumayo, unidad adscrita al Bloque Central Bolívar—BLOC— de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), irrumpieron en la zona urbana de la Inspección de Policía El Tigre, en el Bajo Putumayo (Valle del Guamuéz), en donde asesinaron a 28 personas, quemaron casas, motocicletas y vehículos.La represión y violencia directa contra esta población no terminó con la masacre, sino que se intensificó durante el período 2001-2006, cuando este mismo bloque paramilitar estableció en la mayoría de las zonas urbanas del Bajo Putumayo (Puerto Asís, Puerto Caicedo, Orito, La Hormiga, La Dorada) un control territorial permanente, ejerciendo un dominio social, económico y político en esta región.
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Así, la masacre y posterior ocupación paramilitar de la zona, generaron diversos daños y pérdidas que no sólo afectaron la economía de los habitantes del poblado, sino que modificaron sustancialmente la vida de campesinos, afro colombianos e indígenas que habitan el sector.Cerca de las 11:00 p.m. del 9 de enero de 1999, aproximadamente 150 paramilitares del Bloque Sur Putumayo irrumpieron en la Inspección de El Tigre, con la intención de eliminar a auxiliadores de la guerrilla, guerrilleros y milicianos.
Transportados en varias camionetas blancas, los paramilitares entraron al pueblo por la vía que conduce a La Hormiga, casco urbano del Valle del Guamuéz, .
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Masacre del Salado

La Masacre de El Salado fue una masacre cometida en la población colombiana de Villa del Rosario-El Salado entre el 16 y el 19 de febrero de 2000, aunque otras fuentes hablan de que la masacre se alargó durante dos semanas. El asesinato masivo fue cometido por el Bloque norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que comandaba Rodrigo Tovar Pupo (alias 'Jorge 40').
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Centro de la ciudad donde mas
se desarrollo la masacre

La masacre fue comandada por Jhon Jairo Esquivel Cuadrado alias 'el Tigre' y Uber Enrique Bánquez Martínez alias 'Juancho Dique'. Fue ordenada por Jorge 40 quien durante el proceso de Justicia y Paz dijo que fueron órdenes de Carlos Castaño, máximo comandante de las AUC, y respaldada por Salvatore Mancuso, jefe del Bloque Catatumbo, y de Rodrigo Mercado Pelufo alias "Cadena", jefe del Bloque Héroes de los Montes de María. De la masacre también se acusa al entonces capitán de corbeta de la Armada Héctor Martín Pita Vásquez quien fue llamado a juicio por la Fiscalía en febrero de 2008.


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Grupo armado del
AUC


Las modalidades de la violencia usadas en la masacre fueron;Agresion fisica, agresion verbal, decapitación, descuartizamiento, violación sexual y desaparición forzada.La matanza fue perpetrada por al menos 450 hombres pertenecientes al grupo paramilitar que además destrozaron las casas y el comercio de la población. Es considerada una de las acciones conocidas más sanguinarias de las AUC.



Video explicativo acerca
de la masacre del
Salado